jueves, 28 de julio de 2011

PROGRAMA DEL TALLER DE FILOSOFIA

Taller de Filosofía
Objetivo: Conocer autores, ahondar en temas filosóficos centrales y poseer un mayor sentido histórico.
Tema I: El conocimiento de sí mismo.
TEXTO 1: F. Nietzsche, Los impacientes; “Humano, demasiado humano”.
"El que deviene se rebela contra lo que deviene; es demasiado impaciente para otra cosa. El hombre no quiere esperar a que su concepto de los hombres y de las cosas se haya hecho perfecto a costa de largos estudios, de sufrimientos y privaciones; por consiguiente acepta confiado otra imagen enteramente terminada y que se le ofrece, como si encontrase en ella de antemano las líneas y los colores de su cuadro. Se prosterna ante un filósofo, ante un poeta y durante mucho tiempo se ofrece como esclavo, renegando de sí mismo. Así llega a saber muchas cosas, pero muchas veces ignora lo más digno de ser sabido: el conocimiento de sí mismo; por consiguiente, toda su vida no pasa de ser un partidario. Ah! Hay que sufrir y sudar mucho hasta haber encontrado los colores, el pincel y el lienzo! Y aún entonces estaremos muy lejos de habernos hecho dueños del arte de vivir, mas, por lo menos, somos dueños de nuestro propio taller."
TEXTO 2: Platón, "Apología de Sócrates".
"No digo esto por todos los jueces, sino tan sólo por los que me han condenado a muerte y a ellos es a quienes me dirijo. ¿Creéis que yo hubiera sido condenado sino hubiera reparado en los medios para defenderme? ¿Creéis que me hubieran faltado palabras insinuantes y persuasivas?... Pero, en medio del peligro, no he creído que debía rebajarme a un hecho tan cobarde y tan vergonzoso y, después de vuestra sentencia, no me arrepiento de no haber cometido esta indignidad, porque quiero más morir después de haberme defendido como me he defendido que vivir por haberme arrastrado ante vosotros. Ni en los tribunales de justicia ni en medio de la guerra debe el hombre honrado salvar su vida por tales medios."
TEXTO 3: Juan Pablo II, Carta Encíclica “Fides et Ratio”.
Introducción «Conócete a ti mismo» 1. Tanto en Oriente como en Occidente es posible distinguir un camino que, a lo largo de los siglos, ha llevado a la humanidad a encontrarse progresivamente con la verdad y a confrontarse con ella. Es un camino que se ha desarrollado -no podía ser de otro modo- dentro del horizonte de la autoconciencia personal: el hombre cuanto más conoce la realidad y el mundo y más se conoce a sí mismo en su unicidad, le resulta más urgente el interrogante sobre el sentido de las cosas y sobre su propia existencia. Todo lo que se presenta como objeto de nuestro conocimiento se convierte por ello en parte de nuestra vida. La exhortación Conócete a ti mismo estaba esculpida sobre el dintel del templo de Delfos, para testimoniar una verdad fundamental que debe ser asumida como la regla mínima por todo hombre deseoso de distinguirse, en medio de toda la creación, calificándose como «hombre» precisamente en cuanto «conocedor de sí mismo».
Por lo demás, una simple mirada a la historia antigua muestra con claridad cómo en distintas partes de la tierra, marcadas por culturas diferentes, brotan al mismo tiempo las preguntas de fondo que caracterizan el recorrido de la existencia humana: ¿quién soy! ¿de dónde vengo y a dónde voy! ¿por qué existe el mal! ¿qué hay después de esta vida! Estas mismas preguntas las encontramos en los escritos sagrados de Israel, pero aparecen también en los Veda y en los Avesta; las encontramos en los escritos de Confucio y Lao-Tze y en la predicación de los Tirthankara y de Buda; asimismo se encuentran en los poemas de Homero y en las tragedias de Eurípides y Sófocles, así como en los tratados filosóficos de Platón y Aristóteles. Son preguntas que tienen su origen común en la necesidad de sentido que desde siempre acucia el corazón del hombre: de la respuesta que se dé a tales preguntas, en efecto, depende la orientación que se dé a la existencia.

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