lunes, 7 de noviembre de 2011

TANGO CAMBALACHE: datos curiosos

EXPLICACIÓN DE LA LETRA CAMBALACHE
> Se habla de ello y la mayoría no sabe de qué se trata:
> He aquí la historia de un hecho de la vida cotidiana, que acontecía en
> la ciudad de Buenos Aires –no sé si en otros lugares pasaba o no–, y
> que explica el porqué de la aparentemente surrealista asociación de la
> Biblia junto al calefón que aparece en el tango "Cambalache", cuyas
> letra y música fueron compuestas por Enrique Santos Discépolo en 1935.
> La historia tiene relación con los baños, la higiene personal y la
> forma de realizarla; y como no se me escapa que algunos lectores
> pueden ser jóvenes y pueden no haber conocido otro tipo de baños que
> los que se estila usar en la actualidad al menos en el mundo
> occidental y cristiano, voy a recordar primero un par de datos que
> considero necesario sean tenidos en cuenta.
> Los baños que conocemos y que en algunos lugares son llamados
> 'completos', es decir, los que constan como mínimo de retrete inodoro,
> lavabo y ducha (algunos exquisitos, como el irresponsable que escribe,
> exigen que además tenga bidet –artefacto desconocido en muchos
> sitios–) son relativamente nuevos.
> Hasta finales del siglo XIX se utilizaban bacinillas (también llamadas
> ‘tazas de noche’), cuyos contenidos eran arrojados por las ventanas al
> grito de "agua va"; y antes aún, letrinas, que solían estar en los
> fondos de las casas.
> En Buenos Aires coexistieron bacinillas y letrinas hasta principios
> del siglo XX, época en que las familias ‘acomodadas’ comenzaron a
> instalar baños.- En la segunda década del Siglo XX, los familiares de
> los inmigrantes que habian llegado a
> Argentina en el siglo anterior, se sorprendian por
> la existencia de las llamadas letrinas al fondo de las propiedades de
> sus antepasdos
> Luego el uso de baños se generalizó y se empezó a construirlos en
> todas las viviendas, aun en las más modestas. El sencillo
> 'miniambiente' constaba al menos de retrete y lavabo y si los
> lujuriosos dueños de casa gustaban de practicar la morisca costumbre
> de lavarse todo el cuerpo más o menos seguido, y si además tenían
> medios económicos suficientes como para costearse ese capricho, los
> baños también tenían una ducha. Claro, si había una ducha era
> necesario calentar el agua, así que al lado de la ducha se instalaba
> un calefón.
>
> Sin embargo, el papel higiénico tardó en obtener su carta de
> ciudadanía para poder trabajar en limpio en estas sucias tierras y aun
> cuando apareció era bastante caro y no estaba al alcance de todas las
> familias, las cuales se veían obligadas a utilizar para esos fines
> sanitarios el vulgar papel de diario o, en su defecto, cualquier otro.
>
> Por supuesto, eran muy estimados los papeles más sedosos, así que los
> sufridos usuarios trataban de conseguir en las verdulerías y fruterías
> los papeles con los que venían envueltas las manzanas y otros
> productos de campo.
>
> Otro muy apreciado era el llamado ‘papel biblia’, especialmente
> delgado y suave.
>
> Ahora bien, ya por entonces existía la Sociedad Bíblica, una de cuyas
> misiones parece ser la de difundir la Biblia protestante, para lo cual
> regalaba ejemplares del sagrado libro –en la actualidad, lo sigue
> haciendo–.
> Pues, muchos de los habitantes de Buenos Aires deben de haber parecido
> devotos creyentes, ya que aceptaban de continuo esas gentilezas, y que
> siendo mayoría la grey católica, lo mismo pasaban y retiraban la
> biblia protestante tantas veces como sabían que la Sociedad las tenía
> en obsequio en las calles, plazas o en su sede central .
>
> LA BIBLIA Y EL CALEFÓN
> Sin embargo, cuentan los hombres dignos de fe (aunque Alá sabe más)
> que quienes obtenían esas Biblias les perforaban una tapa y las
> colgaban de un gancho de alambre, al lado del calefón, cerca del
> retrete, e iban arrancando las suaves hojas para usarlas como papel
> higiénico.
>
> En este hecho se habría inspirado Enrique Santos Discépolo para decir
> con elegancia propia de un grande:
>
> Igual que en la vidriera
> irrespetuosa
> de los cambalaches
> se ha mezclao la vida,
> Y HERIDA POR UN SABLE SIN REMACHE
> VES LLORAR LA BIBLIA
> JUNTO AL CALEFÓN.

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