OBSESION
TOCAR TODO LO QUE ES AZUL
No lo supe hasta mucho más tarde, pero fui engendrada en una noche de cielo azul profundo.
El cielo fue el único testigo de ese día y también de mi nacimiento y abandono.
Estas circunstancias marcaron mi vida más allá de mi entendimiento.
Cuándo lo supe, comprendí todo.
Fui adoptada por una familia cálida pero severa y que nunca me contó la verdad. Me llamaron Alba.
Desde chica, el cielo nocturno me atrajo en demasía, a tal punto que cuando ese color aparecía en algún objeto, no podía dejar de tocarlo, comprarlo, tenerlo, usarlo.
Me vestía de azul noche, llegué a teñir mi pelo de negro azabache azulado. Pintaba mis ojos con ese color.
Se volvió una obsesión, tocar todo lo azul en su variedad de gamas, el celeste claro, el francia, el turquesa, el zafiro, el azul de Prusia, más el azul profundo saturado era mi preferido, adoraba sentirlos hasta traspasar los dedos y hacerlo carne en mi.
La historia de mi nacimiento me llegó por casualidad y junto con ella una carta de mi verdadera madre contándome como había sido concebida y el porqué del abandono en ese mismo lugar del campo y bajo el cielo nocturno.
También escribió que me había llamado Azul.
CLAU
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